domingo, 25 de enero de 2015

The Baddest 6

Tere’s POV
Sigo las indicaciones que me dicen para llegar a la habitación, la que será mía. Es un poco más pequeña que las demás. Sí, he estado curioseando las otras habitaciones antes de llegar a esta.
Empiezo a buscar entre los cajones algo con lo que pasar el rato, me da a mí que esta noche no podré pegar ojo.
-¡Holi!...Vale, eso ha sonado un poco gay.- León entra sin llamar y por alguna razón no me parece raro, es más, me lo esperaba de él.
-Tessa ¿Qué haces? – Luego la idiota soy yo. Estoy tirada en la cama, aburrida y sin hacer nada y me pregunta que hago. Es tonto.
-Nada.- Es una respuesta demasiado obvia.
-Genial, ¡porque te tengo que llevar de compras! Levántate y anda. Y rápido, si no, llamo a Caden para que lo haga él…y no es tan agradable como yo.
-Lo he notado.
Salimos de la habitación, yo con la mente pérdida…quiero escapar.
-Si te sientes sola, te dejo a Azul.
-¿Quién es Azul?
-Azul es mi mofeta verde que mea colonia y caga pasteles. También la llamo Bichito.- Pasan unos segundos hasta que consigo darme cuenta de que es imaginario.- Tessa, el hotel tiene zona comercial, así que no te podrás escapar.
Mierda. Hijos de la gran puta.
-Ahora te voy a hacer unas preguntas…y tú respondes mañana. A partir de esta noche serás nuestra mascota, así que te pondremos otro nombre ¿Que animal quieres ser? Te vamos a teñir el pelo, así que piensa colores. ¿Quieres piercings? ¿Qué ave te gustaría ser? – Un montón de preguntas…cada cual más estúpida que la anterior. Prefiero no preguntar.- Es broma, pero para las subastas tendrás que usar pelucas y máscaras… Aunque si quieres las otras cosas, por mí perfecto, no soy yo quien paga.
Volvemos a la habitación. Al final terminó por confesar que tan solo se aburría y quería dar un paseo.
-Esta noche hay otra subasta…y Rey te va a llevar.
-¿Cómo se llama de verdad?
-¿Quién?
-“El Rey”- contesto. Es algo por lo que he tenido curiosidad desde que oí que lo llamaban así por primera vez en una revista.
-No puedo decírtelo.
-¿Por qué?
-Es privado, solo ciertas personas de su extrema confianza lo saben.
-¿Tú lo sabes?
-Yo sí, y Caden, Takeru y…personaje x.
-¿Sois de su “extrema confianza”?
-Le dijimos: “No compres la estatua de millones de euros, compra la chica, será divertido comprar una persona” y aquí estás, dime ¿Somos de su confianza? ¿Amigos de verdad?
Esa respuesta me acaba de dejar sin argumentos, sí que deben de tenerse confianza para hacerse caso a ciegas de esa manera.


martes, 20 de enero de 2015

NOTRE CIRCUS 1

El circo se había instalado en la ciudad. Una ciudad no muy alejada de todo, pero tampoco muy cerca, el lugar perfecto para ser un descocido.
Desde la ventana de su coche veía como empezaban a montar el circo. No era una sorpresa, los carteles lo anunciaban por todo el pueblo. Es difícil no enterarse de algo que no deja de comentarse.
Los mayores asustaban a los niños pequeños diciéndoles que ese circo era un circo especial y del que no saldrían con vida. Los niños lloraban y los mayores los dejaban allí, alejándose. Orgullosos de hacer llorar a un par de niños que solo querían tirarse por el tobogán.
<< ¡Mierda!>> Todos mis filosóficos pensamientos se disipan al ver que he metido el pie en un charco. No tengo un buen día. La verdad es que ninguno es bueno. Maldigo a lo que quiera que haya ahí arriba mirando al cielo y negando con la cabeza.
Me coloco mi maletín en el hombro mientras me acerco a la puerta de la farmacia y entro saludando. Es bastante temprano y no hay ni un alma rondando por aquí.
-¡Hola! ¿Qué ha sido de tu estupenda vida?- Eldeine me tiró la bata blanca a la cabeza, tirando a la basura el poco tiempo que he pasado peinándome.
-He pisado un charco precioso saliendo del coche.- Contesto poniéndome la bata.
-¿Tan precioso como yo?- No entiendo de dónde saca ese ánimo y esa “felicidad”. Seguramente sea una persona más desesperada que yo por encontrar la felicidad, las personas que más felices parecen, mas desgraciados son. O puede que se haya metido de todo antes de venir.
-Casi, era un charco muy bonito…y puñetero.
-¡Cierto! ¿A qué clase de demonio se le ocurre poner un charco ahí para que lo pises? Los demonios se superan día a día.
Me río y limpio con un pañuelo algo de barro de mis botas.
La mañana pasó lentamente entre fármacos y recetas. Ahora ya casi todo es electrónico pero la gente enferma sigue viniendo. Vamos a poner servicio a domicilio. Por seis euros más. Como en el supermercado.
Cuando por fin se termina la jornada me  planteo ir a comer con Eldeine como todos los sábados.
-Iremos al circo de noche.
-No quiero ir.
-¿Es por lo de que es un circo “especial”? ¿Te da miedo?
-¿Cómo me va a dar miedo? Es un circo…
-¿Entonces?-Pregunta extrañado.
-No me da buena impresión.
-Tienes miedo.-Fulmino al chico con la mirada mientras intento no pisar un charco o una mierda.
-Sí, el charco de antes me ha traumatizado.-Lo miro.-Llévame tu.- Dicho esto, salto a su espalda abrazando su cuello.
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La tarde había pasado tranquila, y  no  había pasado nada interesante, salvo que Eldeine terminó convenciéndome para ir al circo.
Nos acercábamos por la calle mientras la música del  circo y la feria que lo rodeaba inundaban nuestros oídos.
Las atracciones y los puestos ya estaban en funcionamiento.
Un cartel anunciaba el lugar.
“NOTRE CIRCUS”

Hasta el nombre era diferente. Es un circo como todos pero como ninguno. Igual al resto pero con nada en común. Tan difícil de explicar.
La musiquita típica de las ferias - y de las películas de miedo -  sale del recinto, llamando a posibles clientes, informando de que está allí para ser visitado.
Los niños corretean felices mientras yo me aferro a la mano de Eldeine y él de descojona de mí. Parece que soy la única que asocia la musiquita a con la muerte.
El algodón de azúcar. Esas cosas dulces con pinta de nubes de colores. Han inventado unos que son multicolores, como si un unicornio hubiese vomitado en la máquina.
 Tras esperar unos minutos, Elden, consiguió su algodón de azúcar, o vomitona unicórnica…como se le quiera llamar. Nos sentamos en el banco más cercano a las atracciones para que pueda comer.
Él es un chico fantástico y lo hace todo bien en comparación conmigo, hasta tiene mejor suerte que yo. Pero hay algo que nunca hará bien. Comer algodón de azúcar. No ha habido desastre peor desde el de Fukushima.  Si de pequeño le pasaba lo mismo, su madre tenía más algodón de azúcar que hijo, hasta costaba diferenciarlos. Estoy segura de que sus padres se pasaban tres días bañándolo después de ir al puesto.
-El algodón, aunque sea de colores, es para comerlo no para maquillarse con él. – Le regaño y él me saca la lengua como respuesta.
Suspirando, cojo un pañuelo y le limpio la cara mientras él hace ruidos a modo de queja apartando la cara.
Con dificultad, consigo dejarlo medianamente limpio.
El volumen de la musiquita cesó y dio paso a un anuncio salido de los altavoces atados a los postes.
-¡Señores y señoras! ¡Reyes y reinas! ¡Damas y caballeros! ¡Corderitos y cazadores! ¡Niños y niñas! Anunciamos que la gran función del Notre Circus ¡Va a comenzar! Entren y cojan sitio, no se pueden perder esta oportunidad. La gran oportunidad de presenciar un espectáculo único. Algo que les aseguro que es digno de ver.- Dice el desconocido locutor. La última frase tiene un toque… ¿Sensual? Estoy cada día peor.
Aunque no hubiera nada que ver, todas las miradas estaban posadas en los altavoces.

Después de mirar el precioso altavoz, la mirada de Eldeine pidió permiso a la mía para ir. Se ve que le hace ilusión. Es como un niño pequeño…Al final  termino por ceder y nos levantamos para ir.
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No quedará así...aquí morirá gente :3 
LouisOnPointe


domingo, 18 de enero de 2015

Kaos

Mi nombre es Arne y hoy seré sacrificado en honor de mi señor, mi muerte será dolorosa pero a quién le importa, nadie llorará ni sentirá lástima por mí. Así mi nombre significa águila me convertiré en un águila de sangre por el bien del pueblo. Las cadenas que me sujetan son fuertes y veo a un hombre fuerte acercarse, jamás les permitiré verme asustado, por eso le sonrío y cierro los ojos para no ver mi cuerpo abierto en dos.
Desde mi columna me abren en dos, el dolor tan intenso que siento estar a punto de perder la cordura, veo mis costillas abiertas con los pulmones fuera cual dos alas ensangrentadas. Ellos echan sal sobre mis heridas pero ya no son mías, ese cuerpo destrozado jamás volverá a pertenecerme.
Un olor nauseabundo me hace despertar con ganas de vomitar, apenas puedo ver en la inmensa oscuridad y una mujer hermosa me observa sentada en un trono. Trato de levantarme un poco cuando alguien me golpea y pega al suelo, desde ahí puedo ver como los pies de la mujer están en estado de putrefacción. Sorprendido de aquello suelto un grito sordo y trato de desviar la vista a su rostro pero ya no puedo ver a la misma mujer hermosa.
-Bienvenido a Hel, Arne. –Dice con tono calmado. –Yo soy Hela, la diosa de este lugar, como fuiste un sacrificio en mi honor decidí concederte una audiencia.
-No estoy interesado, solo quiero descansar en paz de una vez.
-Oh, no rechaces tan rápido, te dejaré pedir la cosa que más quieras.
-Quiero descansar. –Dice deseando poder levantarse y dejar de ver esos horribles pies.
-¿Vas a desperdiciar así un deseo?
-Ni único deseo es dejar de oler esos pútridos pies. –Musito por lo bajo.
Tras escucharlo la mujer manda llevarme a un lugar llamado Naastrand, agarrándome con fuerza de los brazos unas personas me arrastran fuera de allí. Vale, he sido idiota por decir aquello y merezco ser castigado, por suerte me tranquiliza saber que seguramente no sea nada peor que la tortura por la cual tuve que pasar para llegar hasta aquí.
Me lanzan a una playa atado y me dejan allí, me giro un poco de cara a un oscuro cielo, ¿para esto vivimos? Una lágrima cae de mi rostro, añoro el cielo azul, la luz del sol, ¿por qué las personas después de una vida de sufrimiento tienen que resignarse a este lugar?
Miro a los lados, hay otras personas igual que yo, un hombre musculoso con aspecto de haber pasado por muchas batallas se encuentra atado a mi lado forcejeando y lanzando maldiciones, ladeo un poco la cabeza para verle mejor.
Su pelo rubio casi blanquecino aun estando sucio y pegajoso por la arena irradia un leve brillo en la oscuridad, apenas lleva ropa por lo que sus marcados músculos llenos de cicatrices pueden verse perfectamente, abro un poco la boca con intención de decirle algo pero las palabras no salen por lo que opto por callar y seguir observando.
Al cabo de un largo rato se gira en uno de sus forcejeos quedando de cara a mí y por poco aplastándome, no soy un chico demasiado musculoso o grande, si un hombre de semejante tamaño cae sobre mí apuesto a que me hace encontrar otro mundo más allá de Hel.
-¿Qué tanto miras, enano? –Pregunta con voz grabe.
-Ah… Tu pelo… Es bonito… -Respondo nervioso.
-¿Qué eres, se esos a los que les gusta ser sodomizados?
-¡No soy nada de eso! –Grito ofendido.
-Ya, pues yo sí, pero prefiero romper a las personas, en especial chicos lindos como tú. –Pasa la lengua por sus labios de modo lujurioso y burlón. –Tienes suerte de que no puede moverme.
Un escalofrío recorre toda mi columna, ¿¡cómo he acabado con esta gente!? En cuanto nos soltemos este me deja sin poder sentarme una semana, tiemblo asustado por lo que pueda ser de mí en un futuro no demasiado lejano.
Aparto el rostro al lado opuesto y cierro los ojos con fuerza tratando de olvidar que está justo al lado y en cualquier momento se soltará y acabaré mal. ¿Y si hay más gente así entre los que estamos atados? Entonces sí que voy a estar perdido.
-Chico… -Su aliento roza mi nuca.
-¿¡Qué!? ¡No me hables, no me mires, ignora que existo!
-¿Qué hiciste para que te enviasen a Naastrand? Allí solo van criminales y tú definitivamente no lo eres.
-Le dije a la mujer esa que sus pies olían a podrido.
El hombre por un instante pareció no creerme para después ponerse a reír de modo sonoro, con curiosidad giro un poco la cabeza y al instante vuelvo a apartar la vista nervioso. No debo bajar la guardia, puede hacerme mucho daño y estoy seguro de que lo hará.
Pasan horas y no volvemos a mediar palabra, pero sé que está ahí, inmóvil, observándome, cada cabello negro que cae por mi cabeza, el movimiento leve de mi respiración, soy consciente de que no pierde detalle y eso me incomoda.
Alguien llega con una barca y unos hombres nos levantan de malas para obligarnos a subir a ella, no sé si será mi mala suerte o un ser superior pero estoy sentada al mismo lado del mismo hombre el cual me mira con una sonrisa  aterradora. Tenso miro al frente como nos acercamos a una isla, los presos lloran pensando en que les ocurrirá pero él sigue sonriendo.
Le miro confuso, ¿acaso se habría rendido ante su destino? Cuando estoy a punto de preguntarle se levanta tambaleando la barca y me empuja al agua de una patada en la cabeza. Trato de agarrarme a la barca para subir pero soy incapaz y solo puedo nadar detrás mientras esta se aleja tambaleante por los gritos de ese hombre, empiezo a sentirme ahogado y que poco a poco pierdo el conocimiento.
Abro los ojos en tierra firme, se escuchar gritos de gente, gateo débilmente para ver de qué se trata, están torturando a los presos que venían conmigo de modo terrible. Viene gente y me escondo tras unas rocas hasta que pasan, asomo un poco la cabeza y el hombre rubio que me empujó está sangrando en el suelo.
Tapo un grito con las manos y me  encojo temblando, ¿por qué me salvó? No me conocía de nada, no me debía nada, y ahora que me ha salvado no puedo ser tan desagradecido de abandonarle aquí a su suerte. Le escucho gritar del más puro dolor y tapo mis orejas intentando no creer lo que oigo.
Una mano cálida acaricia mi cabeza, la levando un poco para ver a tres mujeres trasparentes como espejismos, todo lo demás ha desaparecido a mí alrededor. Tienen sonrisas amables en sus rostros, como las de una madre.
-No llores, Arne. Tú puedes salvarle.
-¿Cómo? –Con un poco de esperanza en los ojos.
-Con esto.-Una de ellas le da una hermosa espada con runas talladas en ella. –Salva a tu amigo y huye  
-Eso es imposible, ¡nunca he luchado!
-Sabrás cuando llegue el momento, lucha y huye a Svartálfaheim, la tierra de los elfos oscuros, allí estaréis a salvo.
Las mujeres desaparecen sin darme tiempo de preguntar más, aprieto el mango de la espada con fuerza, otro grito más fuerte suena. No hay forma de huir de esta isla, no sé de qué modo esperan que llegue a donde sea que hayan dicho, tarde o temprano seré atrapado, por lo menos lo seré por el bien de alguien.
Corro espada en mano y me coloco entre él y sus torturadores, con gesto torpe y temeroso les miro tratando de resultar intimidante mientras estos se miran extrañados y ríen. Uno de ellos me lanza lejos de un golpe en el costado y caigo girando con la espada al lado.
Mientras viene a por mí otro le golpea, me asusta ver su rostro hinchado y cubierto de sangre, acerco la mano a la espada escuchando voces de más gente y clama por ayuda, ¡es demasiado! ¿Cuán horrible tiene que ser un crimen para que alguien deba pasar por esto? ¡No existe nadie tan horrible como para merecer tal castigo!
Me levanto con la cabeza baja, y blando la espada contra él atravesando su pecho, todos se quedan quietos mirándome con sorpresa. Es la primera vez que hiero a una persona, es una sensación desagradable, me acerco arrastrando la punta del arma por el suelo hasta donde está el otro hombre y se la coloco al cuello. Este toma una espada más grande y gastada que la mía con intención de enfrentarme.
-Huye. –Grita el hombre de cabellos rubios con dificultad agarrando su garganta sangrante.
Esta vez soy yo quien sonríe, en un movimiento de brazo freno la espada del hombre que viene directamente hacia mí y le pateo lejos. El resto de gente viene hacia nosotros con las mismas intenciones, freno las primeras estocadas pero son tantos que no puedo hacerles frente y caigo al suelo junto al hombre.
En ese momento una enorme águila se escucha en el cielo, todos gritan asustados y se alejan corriendo, la miro y entrecierro los ojos. Cuan hermosas pueden ser las águilas, si de verdad tuviese alas de sangre podría volar lejos de todo eso y no volver nunca más. Se posa frente a mí y acerca la cabeza mirándome.
-El ágila que traga carroña… -Dice asustado desde el suelo.
Acerco la mano y la paso por su cabeza, de algún modo me siento muy calmado, me levanto y esta con el pico me sube a su cálida espalda, toma al hombre con el pico y emprende el vuelo a algún lugar. Acurrucado sobre ella lo puedo ver a toda la gente asustada de su presencia mientras yo puedo volar encima de ella como si nada.
Aterriza y nos deja en las tierras de lo que debía ser Svartálfaheim, seguramente haya sido obra de aquellas tres mujeres, tenía la sensación que desde el principio sabían que esto iba a ocurrir. El águila se va y yo me acerco al hombre para ver sus heridas, cortando mi ropa vendé las más graves ante su atenta  mirada.
-¿Por qué haces esto? ¿Qué eres?
-Lo hago para que estemos en paz y… -Pensando que ya me gustaría saberlo. –Soy un chico normal.

-Eres demasiado idiota. –Refunfuña. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Distress Remember (I)

Recuerdo exactamente el inicio de todo esto, ojalá mis sentimientos por mi hermano hubiesen sido de otra manera y no este amor tan enfermizo que nos alejó, ojalá pudiese regresar a aquel día y cambiar todo lo que ocurrió.
Estábamos los dos jugando juntos en el parque, yo estaba con mis amigas sin apartar la mirada de él, que jugaba al fútbol con otros chicos de su edad cuando un claramente mayor que él le empujó al suelo y mi hermano se puso a llorar.
Fui directa al otro chico y le di una bofetada, se creerá muy mayor por pegar a un niño pequeño, el chico estaba dispuesto a devolvérmela pero Distress le mordió en el brazo a pesar de los golpes que el otro chico le daba. Él siempre había sido un niño pequeño y llorica, no esperaba que tuviese el valor de enfrentarse a otros por mí.
Noqueé al chico en cuestión de segundos, seguramente mi hermano no entendía que al ser mayor que él también era mucho más fuerte y no me habría hecho nada. Distress lloraba en el suelo y tenía varias marcas de los golpes, me sentí muy culpable de no haberle cuidado más.
-Lo siento, ¿estás bien?
-¡Si! ¡Ya soy mayor! ¡Protegeré a mi hermana!
-Tienes razón, ya eres muy mayor. –Dije acariciándole la cabeza. –Pero no tienes por qué protegerme, el trabajo de los hermanos mayores es proteger a los pequeños.
-Pero… Tú no eres fuerte…
-¿Y tú? ¿Lo eres?
-No, ¡pero lo seré para protegerte siempre!
-¿Lo prometes?
-Si, porque algún día tú serás mi esposa.
En ese momento estaba sorprendida, me hubiese gustado decirle que era imposible pero esperaba que él mismo comprendiera la verdad al hacerse mayor. Tal vez quien no lo entendía era yo, en aquel momento deseé que él no fuese mi hermano y hubiésemos podido vivir felices los dos juntos. Ese mismo día una carta llegó a casa para que ingresara en un proyecto recién abierto de formar una clase de élite, me daba pena dejar mi hogar y a mi hermano pero estaba muy feliz de haber entrado y no lo pude rechazar.
Así llegó mi primer día de clases, nada más entrar vi a dos chicos muy semejantes físicamente y pegados el uno al otro, debían de ser hermanos y muy cercanos. Un chico estaba sentado junto a la ventana y no paraba de rayar la mesa con una navaja mientras sonreía de modo enfermizo, en la fila de delante solo había un chico mirando por la ventana con mirada tranquila, me senté en el sitio de al lado y le sonreí. Él sonrió también y movió la mano a modo de saludo.
-Hola, me llamo Colorline.
-Encantando, señorita Colorline, mi nombre es Coy.
-¿Señorita? Por favor... Dime Color a secas.
-Como deseé señ... ¡Color!
A primera vista me pareció un chico agradable, un poco rarito, pero con quien me podría llevar bien a fin de cuentas. Nos quedamos mirándonos y empezamos a reír como idiotas, hasta que la chica de cabellos rosas que había estado pegada a su hermano se apoyó en mi mesa sonriendo muy cerca de mí.
-Hola, hola, me llamo Ivory, y ese marginado de ahí es mi hermano Ebony. Ya que somos las únicas chicas de la clase seamos amigas, ¿si?
-Va-vale... -Respondo algo cortada ante tanta energía.
La clase comenzó y no podía evitar preguntarme quién sería la persona que faltaba en el pupitre libre hasta que a mitad de la primera hora le conocí, un chico rubio con unas orejas de gato falsas pegadas a la cabeza y una ropa con corazones y tonos rosados irrumpió como un tornado en el aula descolocando por completo al profesor.
La miré perpleja como esquivaba un cuter lanzado con increíble puntería por el chico de al lado de la ventana cayendo sobre mi pupitre y casi tirándome a un lado, apoyado me sonrió alegre a lo que reaccioné con mala cara cuestionándome por qué había tales degenerados en mi clase.
-Eres muy guapa. -Sonrió. -¡Comamos juntos!
Algo roja le aparté de un manotazo y seguí mirando el libro tratando de ignorarle, ¿quién se creía que era? Llega tarde y para colmo me salta con esas, aunque en parte ha sido culpa de ese grandísimo psicópata que tenemos por compañero, ¿¡a quién se le ocurre lanzar eso!?
Las clases pasaron rápidamente cuando a la hora de comer pensé que al idiota con orejas de gato ya se le habría pasado pero no fue así, nada más sonar el timbre me agarró de la mano y tiró de mí hasta llegar los dos a la azotea de la escuela, le miré enojada e  hizo un gesto de disculpa rascándose la cabeza.
Me senté en el suelo sin mediar palabra para abrir un almuerzo envuelto en un paño rosa con conejitos, él se quedó mirándolo maravillado y sacó el mismo paño pero en azul. De algún modo no me sorprendía ya para nada en él que tenga cosas tan cursis como esas. Lo abrí y empecé a comer con absoluto desinterés.
-No seas tan fría conmigo, no quería caerme contra tu mesa.
-No me importa. Para empezar, ¿por qué llevas orejas de gato? ¡No es normal!
-Me hacen sentir lindo. -Dijo orgulloso.
-Eres demasiado extraño. -Dije con resignación.


Distress V

Despierto en un laboratorio, no recuerdo muy bien como he llegado hasta aquí, todo está borroso desde el beso de Ebony. Estoy tumbado sobre una mesa y atado con grilletes a ella de manera que no puedo moverme por más que forcejee. Giro la cabeza y veo como un hombre con el rostro tapado por una máscara cuya mitad izquierda está llorando mientras que la derecha sonríe se acerca a mí y toma asiento a mi lado.
Le miro con desprecio, de algún modo vuelvo a ser yo pero no estoy en una situación mucho mejor que se diga. El hombre me aparta un poco el cabello de la cara y se queda así unos instantes hasta que se digna a preguntar:
-¿Has decidido ya quién es verdaderamente importante para ti?
-¿De qué me hablas?
-Agony, me lo contó, dices amar a Fail pero no puedes elegirle. ¿No será que estás equivocado?
-¡Claro que no!
-Ya veremos, quién viene a buscarte. ¿Crees que un amor unilateral es lo correcto? ¿Por qué no te resignas? ¿No te das cuenta de que nadie es capaz de penetrar en tu mundo?
-No es cierto... -Miro a otro lado. -Él puede... Él pudo verlo aunque solo fuese por un momento... Pudo ver mi soledad...
-¿Quién es él? ¿Fail? ¿Lurid?
-No... -Trago saliva.
El hombre me coloca la mano en la boca haciéndome notar un olor extraño que me adormece, tengo miedo, ¿nadie vendrá a buscarme? ¿Ebony me traicionará? No puede ser. Tengo un extraño sueño, puedo ver el recuerdo de haber visto una vez a Fail antes de todo esto y otra vez aparece aquella imagen junto a Dominion y Colorline... Les quise más que a nada, ¿por qué todos hemos tenido que tomar caminos tan distintos?
Todo se torna oscuro, no se por qué estoy llorando pero con cada lágrima siento como cae uno de mis recuerdos, alguien me abraza por la espalda y dice a mi oido "yo soy a quien buscas, ahora que te tengo aquí sé que nací para encontrarte, puede que aún no pero me haré lo bastante fuerte para protegerte". Cuando intento girarme a ver a la persona de la voz no hay nadie, pero me siento liberado, abro lentamente los ojos para ver el rostro de mi hermana con una expresión preocupada.
Está llena de ventas y un filtro cuelga de su brazo, me abraza entre lágrima y puedo ver a Sorrow dormido en una silla en el fondo de la habitación de hostipal, ¿qué ha pasado?
En ese instante Color se desmaya y grito de tal forma que Sorrow despierta sobresaltado y la coge dejándola en la silla antes de abrir la puerta y llamar a Fail que entra rápidamente y se la lleva en brazos a lo que sería otra habitación. Le miro confuso sin entender que está ocurriendo.
-Dime, ¿sabes quién soy? -Me pregunta.
-Claro, eres Sorrow. ¿A dónde se ha llevado Fail a mi hermana?
-Lurid se la llevó a descansar a otra habitación, pero el por qué de su estado es mejor que se lo preguntes a ella en cuanto despierte.
-Bueno... -Le miro notando que tiene enormes ojeras. -¿No puedes dormir si no estoy o qué?
-¡Cállate idiota! Nos tenías a todos muy preocupados, llevas una semana inconsciente.
-Una semana... -Agarro la  sabana con fuerza.
-Estás pálido, tal vez debas descansar un poco más, de dejaré dormir.
Extiendo la mano hasta alcanzar su chaqueta y desvío levemente la mirada al suelo, no se por qué estoy temblando pero las lágrimas han vuelto a alcanzar mis mejillas, no puedo dejar de sentir un profundo miedo que se apodera de todo mi ser. Él me mira sorprendido sin saber que hacer.
-Por favor... Quédate. No quiero estar solo. -Aprieto mi rostro contra su espalda.
Su mano me acaricia el pelo, estoy seguro de que ha estado aquí todo el rato sin apenas dormir o salir de la habitación pero jamás lo admitirá. Posiblemente les haya causado muchos problemas a él y a mi hermana, se que son personas frágiles y sus sentimientos se pueden herir con demasiada facilidad aunque traten de aparentar lo contrario.

martes, 4 de noviembre de 2014

Capitulo 5

Tere´s POV.

El chico moreno me dejó allí plantada. Sentada en la cama y confundida. ¿Qué hago ahora? ¿Me voy? ¿Me quedo?
Los oigo hablar abajo y después un portazo. Decido bajar al cabo de un rato. La curiosidad mató al gato, pero yo no soy un gato…aunque lo más seguro es que me maten igual.
Bajo por las escaleras y allí los encuentro a todos menos al tío que me acaba de dejar tirada en la habitación. Busco con la mirada algún lugar a donde ir o algo que hacer.
-Hola…-intenta hacer memoria.-chica, ven.- Takeru me hace un seña con la mano para que mi siente. Poco a poco llego al sofá y me hago sitio entre ellos.
-Dinos, ¿Cómo te llamas?- Ambos chicos me sonríen, mientras el policía dormita en el sillón y el engominado mira su teléfono y escribe cosas con un puntero en la pantalla.
-¿Cómo os llamáis vosotros?- es una pregunta estúpida, pero no se me ocurre otra cosa mejor en este momento.
-Yo Takeru.-dijo el hombre del sombrero.- León.- señaló al joven actor rubio.- el amargado tecnológico, es Caden.-esta vez su mirada se dirigió al engominado.- y…
-Prefiero que no digáis nada de mí.- el policía interrumpe al chico antes de que pueda decir algo de él.
-Pues él es…personaje x.
-¿Cómo le van a quitar la estupidez si tienen más que ella?- El engominado se vuelve a colocar el pelo.
-Es algo con lo que el rey no contaba.- León asintió.
Me siento completamente fuera de lugar.
-Está estresado, tiene demasiados problemas encima.-el policía se acercó a nosotros para unirse a la conversación.
-Imagínate que ahora con los negocios, te dan “El ultimátum”.
-¿Qué ultimátum?-pregunto.
-Mejor que no lo sepas… ¡Dinos como coño te llamas!
-Teresa.
-Ya sabemos algo más.
En ese momento mi teléfono empieza a sonar de mi bolsillo. El policía corre a quitármelo. Y Yo le persigo por toda la estancia.
Salto a su espalda e intento cogerlo, aunque sea tarde porque ya ha colgado…quien quiera que sea. León corre a intentar separarnos, a pesar de que no dejo de patalear, el chico rubio me agarra de una pierna y tira. Empiezo a gritar como una loca, y el actor y el policía me imitan
Oigo un ruido y veo a Takeru con la mirada en su teléfono mientras suelta una risilla y luego se gira a nosotros.
-Ha quedado una foto preciosa.
En esta distracción aprovecho para arrancarle mi teléfono de las manos al ladrón y volver a guardarlo. Luego miraré quien me llamó.
Luego nos sentamos en el sofá, donde entre los tres, porque el engominado no cuenta como persona o ser, las plantas son más activas que él, me explican cómo serán las cosas.
No puedo reprimir unas lágrimas. El hombre del sombrero y el rubio me abrazan. El policía me acaricia la cabeza y me dedica una media sonrisa.
-Si quieres te puedo pasar un poco de hierba…para que te relajes.- cierto, es un porrero.
-Con suerte, se cansará de ti pronto y nos libraremos de tu persona.-La primera cosa que dice y solo es para intentar molestarme.
-Voy a tomar un poco al aire.-me levanto del sofá y camino hacia el balcón, donde respiro tranquilamente y espero el: “¡¡ES BROMA!!” con cámaras de televisión y todos riéndose. Pero no creo que ese momento llegue.
Apoyo las manos en la barandilla de metal mientras intento respirar. No sé ni por qué lo intento, prefiero ahogarme.
De ahí a un rato, entro. No se han movido desde que salí, siguen en la misma posición de antes. Al primero que diga una palabra me lo cargo.
-¿Me podéis dar una aspirina? Me duele la cabeza.
Lo mejor será intentar superar esto…como si en cualquier momento mi vida fuese a volver a ser como antes.

-




domingo, 2 de noviembre de 2014

CAPITULO 4



Rey’s  POV

La chica no dejaba de mirarme confusa y asustada,  como si hubiera visto un fantasma.
Parece tonta.
Tendremos que empezar de cero. Suspiro. Que coñazo, debería de haber comprado la estatua de Venus…Pero ¡NO!...A Takeru se le había antojado comprar una persona…¡Que al final acabaré pagando yo! Que mierda de amigos tengo…
-¿Cómo has acabado aquí?-me acerco hasta el borde de la cama y me siento apoyando los codos en las rodillas.
Está indecisa, no sabe qué decir, o que hacer.
-Responde.- intento parecer tranquilo pero tengo demasiado que hacer y esta chica solo es una pérdida de tiempo.
-¡Me trajisteis vosotros!-parece indignada. No estoy mentalmente preparado para tanta gilipollez.
Me levanto de la cama y me camino hacia la puerta,  dejándola allí. Si no tuviera tanto lío, me reiría de ella un rato. Bajo por las escaleras… mis “amigos” están vagueando…que novedad…
-¡¡Parados sin objetivos!!¡¡Pedazo de vagos!!-grito al llegar a la planta baja.- Tengo trabajo para vosotros.
-¿Y si no queremos?- León y Takeru me miraron. Caden ni eso.
-Si no queréis.- me encaro a ellos, la respuesta sería “¿en qué?” no que no me van a ayudar.- Os hecho de mis putos casinos y mis putos hoteles cagando leches, que para algo son míos.- aún no son míos, pero soy en heredero.
Resignados, apagan la televisión.
-¿Es por la chica?- Takeru se levanta del sofá.
Asiento.
-¿Qué tenemos que hacer?- León se coloca su pelo rubio.
-Quitadle la estupidez.-intentan no reírse ante mi respuesta, a mí no me hace ni puta gracia.- Sabed algo de ella, explicadle cosas, y que deje de decir tonterías, no es difícil…vosotros podréis.
-Vale, que ya has dicho tu muchas…solo está asustada.
-Y yo ocupado, así que delego en vosotros.
-Solo hay que tener paciencia.-León se ríe.
-Tenedla vosotros por mí, que para algo os dejo quedaros aquí por la cara.-cruzo los brazos.- y lo mismo va para el poli-porrero gorrón, ¡Deja de fumar y haz algo!
-Estoy reflexionando sobre ello.- suelta el humo.
-Eso no ayuda…se nota que eres policía…desacostúmbrate.
-Volveré en un rato, id a hablar con ella o lo que sea.-Salgo por la puerta y bajo en el ascensor hasta la planta baja.
La gente se pasea por el hotel… ¿de veras no tienen nada mejor que hacer?
Cuando llego a la calle, la limusina ya está esperándome. Me subo. Dentro están otros comerciantes y mis padres, llevaba un par de días sin verlos. No han cambiado mucho.
-¿Irás mañana a la exposición de Ámsterdam?- son buena gente…No se parecen a mí.
Diría que sí, pero tengo a la chica en casa. Es como si tuviera un perro.  Ahora tendré que cuidar de ella, alimentarla, sacarla de paseo… Un gato me daría menos trabajo.
-No creo que pueda, hay algo que…-intento buscar una palaba adecuada.-“ata” aquí.
-¿Deberíamos preocuparnos?
-Solo de que me cargue a alguien, a Takeru  o a León.
-¿Por qué?- en el momento en el que preguntaron eso vi cómo se arrepentían.
-Por tener ideas estúpidas que me cuestan dinero.
-Te sobra dinero.
-Pero no me lo quiero gastar en sus gilipolleces, que gasten el suyo.
-Tranquilo hijo, lo superarás.
-Yo sí, quizás él no.-sentencio y cruzo los brazos. No hay manera de que pueda estar tranquilo. Salgo de problemas y llegan más. Son como niveles…estoy ansioso por ver lo que me depara el futuro.
La limusina se detiene y me bajo. Las cámaras apenas me dejan caminar, pero consigo llegar al edificio.
En el momento en el que cruzo la puerta me llega un SMS. Me detengo en el medio de la planta baja y lo leo. Es un foto. Un “selfie”. En él, aparece Takeru en una esquina sonriendo y haciendo el signo de la victoria, mientras la chica había saltado a la espalda del porrero y León le había agarrado la pierna para intentar que se bajara. Estaban gritando desquiciados, parecían tener problemas. Todos  menos Caden que estaba pasándose la mano por el pelo y Takeru que sonreía a cámara.
Van a dejan a la chica más tonta de lo que venía ya. Apuesto a que cuando llegue estarán jugando al parchís o algo así.
El edificio era bastante amplio. Aunque nada comparado con los míos.